jueves, 7 de mayo de 2009

Crónica de algo inusual (Pablo Guinsberg)



Hace casi un par de semanas comenzaba a rondar en las noticias y en diversos sitios el rumor o idea de un virus que volaba por el aire... inmediatamente un par de partidos de la liga mexicana de fútbol se jugaban en medio de la desolación, los “impactantes” programas televisivos de las principales cadenas (esos que llenan de cultura y alegría a gran parte del pueblo mexicano y “verdá de Dios” que son maravillosos para ejemplificar una clase con motivo social) se veían interrumpidos con noticias de última hora, el “señor” Presidente salió en cámaras para dar aviso de lo que sucedía, el “teacher” López Dóriga aparecía en cuadro un día que no le correspondía, los mensajes en el MSN o correo electrónico preguntando si habría clase al día siguiente no dejaban de llegar.
Lunes por la mañana salir a chambear, las radios anunciaban que la mayor parte del país ya se encontraba en estado de alerta, los chanchos (cerdos, marranos, puercos, cochinos o como se les quiera llamar) se convertían en enemigo público número uno, clases y demás actividades se suspendían por acá y por allá… Puebla en palabras de los locutores radiales no aparecía en el cuadro próximo al “acabose total”.
Entrar a la primera universidad que me correspondía, visualizar tan sólo tres o cuatro personas con cubre bocas, arrancar la cátedra sin posibilidad de ahuyentar el tema de actualidad… a pesar de todo las cosas marchan con normalidad. Salir… consumir café y llegar a la segunda universidad correspondiente… mismo panorama, risitas y rezos por parte del alumnado porque Puebla se uniera al corte laboral, charla en turno, doce del día… temblor, gritos (literales) conjuntos de alivio y alegría… suspensión total hasta fecha por avisar… más que miedo o pavor por lo que pudiera pasar los pasillos parecían todo un carnaval.
Subir al auto en busca de información… en búsqueda de que alguien me dijera qué procedía… todo aquel (“especialista”) que aparecía en los medios por más que indicaba que la gente no se preocupara no dejaba de tirar palabras al aire en donde sin decirlo decían “el mundo se va a acabar”.
Dirigirme a casa, pensar que sería necesario ir al supermercado a comprar todo lo que fuese prudente, lavarme las manos una y otra vez y luego de esa vez otra vez… como la mayor parte de la ciudadanía encontrarme en medio de la incertidumbre total y sobre todo en el gozo de una “vacación” informal.
Así pasaron los días… días en donde la visita al videoclub más cercano para alquilar todo tipo de películas que anunciaran el fin (ej. “Soy leyenda”, “28 días”, “El día después del mañana” y aunque sea nomás por el nombre “Apocalypse Now”) se hacían desear… días en donde cada uno de los locutores televisivos y radiofónicos me asustaban cada día más… días en donde mail tras mail no dejaban de llegar… días en donde cumbias, peluches, videojuegos, webs y demás alusivos a lo que sucedía no paraban de acechar… días en donde un bichito extraño ajeno al que “nos iba” a matar me llamaba a simplemente indagar un poco más allá.
Y así, poco a poco, fui cayendo en la cuenta de que el tema de boga llamado “crisis económica” no rondaba más… que proyectos de leyes (como las de narcomenudeo y de seguridad pública nacional) que serían de gran polémica se comenzaban a legislar… que las materias de filosofía en las preparatorias no existirían de ahora en más… que nada de esto y algunos más aparecían o tenían el lugar que merecerían en la agenda de medios a nivel nacional.
Risas al aire se mezclaban con una preocupación creciente… no dudar que la llamada Influenza porcina (ahora humana) fuera real pero asombro y humillación al abrir los ojos y descubrir todo lo que se aprovechaba para silenciar u ocultar.
Dicho grito era compartido… inmediata reunión entre seis o siete individuos y el convencimiento pleno de que si no nos informan habrá que ponerse las pilas e informar alrededor de las medidas de nuestras posibilidades… dejar de ser individuos para convertirnos en grupo, en parte no pasiva sino activa dentro de la sociedad en la cual vivimos.
Trabajar a marcha forzada y convocar a toda la gente posible al zócalo (o cualquier lugar) a levantarse en forma creativa bajo el lema “CUÍDATE PERO PIÉNSALE…”… un llamado a reflexionar que aparte del virus había también otras preocupaciones que nos incumben a todos y todas… un vociferar a partir de nuestra libertad de expresión un ¿qué pasa con nuestro derecho a la información?
Cinco días para llegar a la fecha convenida (fecha que aparte merece la pena decir se unía simbólicamente al día de una batalla que ha hecho famosa a la ciudad de Puebla la cual por el conflicto por todos conocidos se quedó sin su típico desfile)… redactar acta o carta “constitutiva”… búsqueda de diseñador para volantes, carteles y demás materiales que anunciaran la consigna… creación de blog, mail, grupo en facebook… requerimiento de asistencia a la gente y a la prensa…
Llegar por fin el 5 de mayo… acudir al zócalo (sitio que supondría ser el espacio público más importante citadino)… tú vete por acá… tú vete por allá… yo hago esto… tú has lo otro… repartición de volantes… “performance”… el sonido de un “sax”… 25 o 30 “locos” uniéndose al expresar, abrazándose al llamado a reflexionar… pancartas en alto o en bajo vienen y van… por teléfono me anuncian que otros tantos pasean por la ciudad (en auto, a pie, en autobús) con el mismo ánimo de divulgar.
Cuatro o cinco reporteros y fotógrafos que acuden al llamado cuestionan lo elemental… las cámaras de Televisa únicamente toman imágenes y se niegan a entrevistar… las de TV Azteca nos saltan o ignoran para cualquier otro informar… agentes de Gobernación nos intentan alejar alegando la prohibición de todo tipo de congregación (cuando había más gente congregada en los cafés de alrededor)… la gente que rondaba por ahí acercándose lentamente a preguntar de qué se trataba toda esta especie de actuación.
Fuimos pocos, cometimos errores en la convocatoria, faltaron expresiones creativas y gente comprometida… sin embargo el primer paso fue dado. A partir de acá seguirá la premisa de un grupo que sueña en la idea de un pueblo verdaderamente solidario, informado y el cual no sea fácilmente burlado.
El grito sigue… solos, juntos, desde algún lugar en concreto o cada quien desde su sitio… lo importante en esto es no perdamos el sentido… cuidémonos pero reflexionemos…

1 comentario:

  1. En muchas o pocas plabras, y debo decir muy bien narrada, la incertidumbre de la influeza porcina desde el inicio hasta este momento... finalmente y viendo el lado positivo incluso en momentos dificiles, ha salido un grupo de personas representando a la parte de lo que hay detrás... es verdad, tal vez no eran muchos en número, pero sin duda son el inicio que propicia la unión de muchos más ¡¡yo me uno!!!

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